La elemental gobernanza de Puerto Rico ante la crisis de la AEE

La elemental gobernanza de Puerto Rico ante la crisis de la AEE

(c) Wilfred Vázquez Torres
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Por: Eddie Ruiz – 9 de diciembre de 2017

El problema de la Autoridad de Energía eléctrica en Puerto Rico y sus vaivenes administrativos, han calado tan profundo en el pueblo, que se ha convertido en la comidilla de todas las agencias administrativas y corporaciones públicas del país.

Resulta inhumano y hasta cierto punto increíble, que siendo Puerto Rico un “país tan desarrollado”, existan comunidades que lleven 80 días sin el preciado servicio eléctrico.  Y es que más allá del enorme esfuerzo que de seguro, esta corporación pública ha empleado para reestablecer la red eléctrica en Puerto Rico, sus decisiones y comunicados de prensa dan fe de lo ineficiente que han sido para con el manejo de la información que brindan al pueblo.  Esto sumado al hecho que PR poseía una infraestructura eléctrica obsoleta, previo al paso del huracán Irma por la isla este mismo año.

Unos días alcanzamos la meta de energización y al otro, se cae todo y regresamos al mismo punto ciego.  Unos días la energía llega de norte a sur, y otros se nos daña la del este a oeste.  Hoy estamos en Guatemala y mañana estamos en Guata-peor.

Este ejercicio de “trazos” primarios administrativos, ha llevado al pueblo a pensar, sobre la capacidad de nuestros líderes y políticos para enfrentar situaciones de crisis.  Nadie está preparado para situaciones como esta, la diferencia está en cómo manejamos la misma.

Podemos estipular que todos los puertorriqueños estamos conscientes, de que el impacto causado por el Huracán María sobre Puerto Rico, fue uno de grandes proporciones.  Más allá de esto, debemos buscar una solución salomónica a todos nuestros problemas.

Todo aparenta a que el congreso de los Estados Unidos, tiene el poder para brindarnos el auxilio inmediato, a muchos de los problemas que enfrentamos en el país.  Sin embargo, para muchos otros, esto le agrega una chispa de discordia al considerar que ha sido el propio gobierno americano, el principal causante de la debacle económica que atraviesa la isla, como consecuencia del poder colonial que estos han ejercido sobre Puerto Rico por los pasados 119 años.

Muchos en la isla han expresado públicamente que al gobernador de Puerto Rico, el Dr. Ricardo Rosselló, el zapato de primer mandatario del país, le queda grande.  Pero esto es simplemente el pensar de un pueblo que expresa su desesperación ante la insensatez de un gobierno, que no ha sido capaz de tener el control de una manera eficiente, sobre una agencia tan importante como la Autoridad de Energía Eléctrica de PR (PREPA).

Esto, sumado a las malas decisiones gubernamentales que por las pasadas cinco décadas hemos sido sometidos, han colocado a la ciudadanía de Puerto Rico en un limbo jurídico que, a su vez, ha servido de escollo para nuestro desarrollo social y económico.

Al gobierno, le recomendamos que simplemente reconozca sus limitaciones; diga qué está mal y encamínese a su debida corrección. El pueblo ya no es un muñeco de trapo que se mueve de la manera que el gobierno dicte.  Hablamos de un pueblo que actualmente sufre profundamente, de la incapacidad del estado para hacer las cosas.  Nadie estaba preparado para esto, sin embargo, creo que hay muchas personas o países claves que, de una manera u otra, pudieron asistir a este gobierno en la crisis.  Sin embargo, Puerto Rico como colonia de los Estados Unidos, enfrenta el mayor escoyo para nuestro desarrollo; la definición de su estatus político.

De aquí en adelante, tendremos dos opciones, la de trabajar por un mejor país o simplemente, jugar a la gobernanza micro-administrativa.